Diálogos y transitares a través de la pintura oriental
María de la Paz Ariza y Carlos Estupiñán
Las influencias son como una red que se va entretejiendo con el tiempo. Japón ha influenciado a los artistas occidentales desde tiempo atrás, por ejemplo los diseños geométricos de Paul Klee y la arquitectura del siglo XIII del Palacio de Katsura en Kioto, los grabados Ukiyo-e del siglo XVII y la pintura de Van Gogh y Gauguin.
En Colombia, artistas como Gonzalo Ariza experimentaron e interpretaron la cultura oriental proponiendo un estilo pictórico único que tejía las visiones de ambos mundos. El intercambio cultural continuó con otras generaciones de artistas como María de la Paz Ariza y Carlos Estupiñán, quienes han interpretado la cultura oriental para desarrollar una propuesta pictórica de gran valor estético.
La sesión propone un diálogo de saberes alrededor de preguntas como: ¿De qué se trata la pintura Zen?, ¿cuál es la diferencia entre la pintura lineal y la meditativa?, ¿qué es el vacío?, ¿cómo se enseña el oficio del pintor en Oriente?, entre otras.
María de la Paz Ariza nació en Tokio, Japón. Se inició desde muy niña en el taller de su padre, el maestro Gonzalo Ariza. A la edad de 5 años presentó su primera exposición en la Sociedad Económica de Amigos del País. En 1966 obtuvo un premio de grabado en Shankar ́s International Children Competition, en 1968 el Premio Nehru a una obra colectiva en Nueva Delhi (India) y en 1993 el Premio de Grabado Clepsidra. En 1980, realizó estudios de grabado en la universidad de Bellas Artes de Kioto. Durante los años1983 a 1986 dirigió las actividades culturales del Centro Colombo Japonés “Amigos del Japón”. Ha participado en más de 90 exposiciones, tanto colectivas como individuales. Su trabajo, en los últimos años, se ha centrado en el paisaje del páramo y bosque Alto Andino, exponiendo la diversidad de la vegetación con grandes formatos en los cuales, algunas veces, la atmósfera es el motivo central y en otras, las protagonistas son las variadas y pequeñas orquídeas de altura. En su técnica alterna los óleos sobre lienzo con óleos sobre aluminio y acuarelas en papel de arroz. Actualmente, tiene su taller en La Calera.
Carlos Estupiñán nació en Duitama (Colombia), estudió Arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia y tomó la ruta hacia la República Popular de China, en donde se formó en pintura en la escuela de Bellas Artes de Pekín. El arte chino le enseñó el silencio…, el vacío es al universo lo que el agua es a la sopa y la vida una perturbación del vacío. En Francia realizó la digestión de lo aprendido en Asia y se permeó de la inmensa riqueza europea. Regresó luego a Colombia. “El río de colores se mantiene más activo que nunca… La pintura hará hablar el polvo y flotar el ladrillo”. Todas sus series de cuadros son un manifiesto sobre una exploración consciente de sí mismo y del universo que lo rodea: dejar que el río fluya y la sangre se convierta en color. Asistimos por consecuencia a la expresión de la rabia, la violencia, el sufrimiento, como también al poder de la vitalidad del espíritu humano con resonancia y sincronicidad. Su trabajo se ejecuta desde un espacio en el que los eventos y las cosas que conocemos aún no tienen forma visible ni tangible…, son una adivinación de lo posible…


