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Centro de Divulgación y Medios
Notas de Prensa

TRAZAS, OFICIOS Y TERRITORIOS, DE LA INVESTIGACIÓN A LA EXPOSICIÓN EN EL MAMBO

Por: María José Posada Venegas*

El Museo de Arte Moderno de Bogotá – MAMBO- invitó a la artista colombiana Rosario López a plantear un ejercicio curatorial desde su visión y práctica artística, poniendo en diálogo obras que hacen parte del acervo del Museo con sus investigaciones recientes en torno al paisaje, la naturaleza y el territorio. La exposición presenta una sinfonía visual de objetos e imágenes que existen por sí mismos y que en conjunto configuran un concierto de asociaciones, visuales y conceptuales.

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En 2019, se abrió la Convocatoria Nacional para el Fomento de Alianzas Interdisciplinarias que articulen Investigación, Creación, Extensión e Innovación en la Universidad Nacional de Colombia 2019 – 2021. Se presentaron 23 proyectos de los cuales fueron elegidos 7. Uno de ellos fue el presentado por la investigadora Rosario López Parra1, de la Facultad de Artes, junto con Tania Pérez-Bustos2 de la Facultad de Ciencias Humanas y con Dolors Armenteras Pascual3, de la Facultad de Ciencias.

El Centro de Divulgación y Medios –CDM- de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia, conversó con las profesoras López Parra y Pérez-Bustos para conocer de cerca el proyecto que ha obtenido el estímulo de la Convocatoria.

CDM: ¿Cuál fue el proyecto que ustedes presentaron?

Rosario López Parra: Trazas, Oficios y Territorios – TOT- Derivó de otra investigación que yo había realizado en 2019 con un grupo de geólogos. En esa exploración hicimos una salida al Guaviare y nos encontramos con las pinturas rupestres de La Lindosa en los afloramientos rocosos de Nuevo Tolima y de Cerro Azul, y en esa observación se abrieron nuevos caminos, otras posibles rutas de investigación.

En 2020 les propongo a Tania y a Dolors que me acompañen a formular esta nueva hipótesis, que gira alrededor de los tejidos, de las prácticas textiles, y de cómo estas especies de palmas que están en buena parte de los abrigos rocosos son una suerte de material para el trabajo de las comunidades de la actualidad. Lo que observábamos como trazas en las pinturas nos referían también a posibles interpretaciones textiles, a las redes de pesca, a las cestas trabajadas por muchos artesanos en la zona.

CDM: ¿Se conocían desde antes?

Tania Pérez-Bustos: Yo conocía el trabajo de Rosario en la exposición Tapizando el paisaje, en 2019, en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, en donde también hay un trabajo muy interesante de hacer material textil, lo que hace parte de mis preguntas de investigación. Yo trabajo sobre oficios y haceres textiles como tecnologías de cuidado y de conocimiento y ahí nos cruzamos.

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CDM: ¿Hay un enfoque de género en esta propuesta científica-artística?

Tania Pérez-Bustos: No es un abordaje desde el enfoque de género en el sentido estricto, aunque se pueden hacer relaciones porque el equipo es fundamentalmente femenino, en el área de Ciencias son todas mujeres, el laboratorio y el semillero de Rosario en su mayoría también son chicas, pero lo que planteamos es una entrada feminista en donde se busca entender las formas de relación, no binarias, de las prácticas, de los haceres, de la relación con el espacio. Nos inspiramos mucho en el trabajo de autoras feministas como Donna Haraway y su comprensión del territorio, de las relaciones, de los vínculos, de los afectos, que exceden una relación solamente humana, si se quiere. Por un lado, está esa entrada, por otro lado, ha habido un interés por reconocer en ese material que es central a la exposición, sus dimensiones de cuidado que sostienen esas elaboraciones. Esto es, un trabajo que está feminizado, pero no por eso está necesariamente hecho por mujeres, feminizado porque es invisible, porque es precario, porque acompaña otras labores de cuidado asociadas a la tierra, a la familia, al territorio. Entonces hay una búsqueda por vero los vínculos que se construyen o que se pueden construir en la exposición, para comprender de alguna manera, siguiendo también el trabajo de una escritora feminista de ciencia ficción, Úrsula Leguin, cómo esos materiales contienen el mundo, contienen lo cotidiano. Esto nos invita a construir relatos artísticos que nos hablen del deterioro ambiental, de la protección del territorio, que no son relatos épicos, sino que rescatan la cotidianidad, esos impulsos y gestos menores que están asociados a la permanencia en el territorio. Esas son entradas fundamentalmente feministas.

CDM: ¿Cuál cree que ha sido la particularidad del proyecto para haber ganado esta Convocatoria?

Tania Pérez-Bustos: Yo creo que nuestro proyecto era el único en donde la investigación-creación estaba en el corazón de la propuesta. Me parece súper interesante como proyecto interdisciplinar, el lugar que ha tenido el trabajo artístico, plástico y escultórico de Rosario, para construir conexiones parciales entre cosas que uno diría que no están conectadas.

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CDM: ¿Cómo se ha recogido la información en territorio?

Rosario López Parra: En 2019 con el grupo de Gegema, con los geólogos, logramos recoger un montón de información. Eso fue un gran inventario de imágenes, una reflexión muy bonita en cuanto a los métodos de investigación entre arte y ciencia. Desde el arte, cómo estamos abordando los problemas del territorio, el asunto del paisaje. La pandemia no nos dejó presentar la exposición que teníamos planeada y eso derivó en la construcción de un video documental que recogió buena parte de la investigación. Este material sirvió de base para arrancar nuestro proyecto. Yo regresé de campo el 12 de abril de este año, y logramos hacer nueva recolección de material en la zona del Parque Nacional El Tuparro, que es nuestro otro aliado, y aspiramos, en lo que queda del año, decantar toda la información recolectada, cruzándola con la de Guaviare y estableciendo una nueva lectura e interpretación de los pictogramas, porque también el Vichada, específicamente en este parque, también se encuentran trazas de pobladores.

Tania Pérez-Bustos: Creo que las imágenes nunca están quietas. Aunque hubiese imágenes anteriores al proceso de investigación, en el trabajo que se hace en el proyecto, de exploración visual, plástica, éstas se transforman. Las imágenes no son solamente las tomadas por Rosario y su equipo, sino que hay otras producidas por el equipo de Ciencias y que hacen parte de su archivo de trabajo y que se analizan de otra forma. El trabajo de configurarlas en esta nueva composición permite observar relaciones entre escalas distintas, en los patrones del paisaje relacionados con los patrones del tejido o de las histologías y qué nos dicen esos patrones no sólo sobre las trazas sino sobre la comprensión de esos fenómenos micro y macro estructurales. Otras imágenes lindas son las del trabajo antropológico e histórico que se hizo con el Instituto Colombiano de Antropología e Historia –ICANH- donde se encontraron unas muñecas hechas por pobladores de la zona con la que se está trabajando. La exposición invita a especular con esas imágenes también.

Rosario López Parra: Las trajo el antropólogo Gerardo Reichel-Dolmatoff, en 1942.

Tania Pérez-Bustos: Rosario hace el trabajo de observar esas piezas, lo que también es interesante para el tema de los oficios textiles en el área, en donde no importa tanto la pieza como objeto sino la forma en que son configurados y en la que configuran territorios de formas muy particulares. Los detalles de las fotografías de las piezas de cestería sí se hicieron durante este período, y no son del objeto en sí, sino del lenguaje, del texto que ese objeto está construyendo y los patrones que genera. Las fotografías ampliadas de las muñecas, ahí de nuevo está la escala, porque son pequeñas y luego se amplían los detalles y se ponen en relación con otras imágenes en otras escalas, lo que permite observarlas como parte de una composición que por tanto es diferente, ontológicamente es otra cosa.

Rosario López Parra: Desde mi práctica como artista he tratado de hacer mucho énfasis en capturar esas materialidades a través de lo fotográfico, así que lo que dice Tania es muy acertado, porque cuando estábamos allí en La Lindosa observábamos unas trazas que referían a una materialidad, la de la roca, la del pigmento, pero luego cuando visitamos las comunidades nos acercamos al matapi, que es un objeto para la pesca, o al volteador de casabe que está hecho entrelazando las fibras de la palma, y ahí hay que entender el uso de la materia para luego evidenciarlo y magnificarlo. Así que de la información capturada en el panel rocoso a la información capturada en lo fotográfico se genera un puente en la materialidad, en la lógica háptica, en términos del tacto. En las muñecas, por ejemplo, hay una suerte de tejido, una suerte de intención, una suerte de cuidado, en la manera en que se tuerce la fibra de Yanchama, que ya casi no se consigue, cómo se retuerce para dar forma al moño de la muñeca. Pistas reveladoras que para un artista o para cualquier persona sensible a la imagen son un encuentro muy poderoso.

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CDM: ¿Por qué la fotografía?

Rosario López Parra: Siempre estoy apelando al recurso fotográfico para traer y poner en escena esos asuntos que me interesan de las materialidades, de la ubicación contextual, de la presencia del sujeto en la galería o en el museo. De alguna manera, la escultura, las tres dimensiones, que yo he desarrollado en estos 20 años, involucra el tema del territorio, pero en términos de la escala museal, que involucra el movimiento del espectador alrededor de la sala en una estrecha relación con los objetos. Por eso la exposición está orientada a la observación de los pictogramas, pero también al recorrido y al ejercicio del espectador al interior de una suerte de objetos, de mesas, de esculturas muy grandes, para que ese cuerpo que está allí, habitando el lugar se sienta permeado a toda esta suerte de intencionalidades matéricas.

CDM: Tania ¿cuál ha sido tu papel en este proyecto?

Tania Pérez-Bustos: El rol que yo he tenido, no sé qué pensará Rosario, es acompañar el proceso del equipo de artistas, contribuir a mirar de ciertas maneras, ayudar a observar cosas que quizás llaman al cuidado, a la no apropiación de las prácticas, de los saberes. Entonces, más que tener una pregunta, como la tiene Dolors en su relación con el espacio, mi trabajo es más de acompañamiento, de reconocer esas miradas que entran en conversación muy nutritiva y enriquecedora con el trabajo que Rosario ha estado presentando.

Rosario López Parra: En la práctica de campo yo estuve cinco días sumergida en el Parque El Tuparro, en el Vichada, y buena parte del equipo de cuidaparques son chicas, así que yo agradezco el acompañamiento de Tania y de Dolors y del equipo porque ha sido empezar a abrir nuevas preguntas que yo desde el arte no me hacía. Por ejemplo, esto del cuidado, de la no apropiación, y yo les preguntaba a las chicas de Parques - Ustedes están pendientes de monitorear el territorio, el parque, las especies, pero ¿en qué momento se monitorean ustedes mismas?, ¿cómo ustedes siendo mujeres se sienten cruzadas por este contexto, por estas labores que demandan un ejercicio y un esfuerzo tremendo porque el ambiente es muy duro? – son preguntas que se están poniendo sobre la mesa, que se están evidenciando y eso nunca hubiera podido pasar desde mi perspectiva encerrada en el taller de artista.

CDM: ¿Cuáles consideras que han sido los nuevos aprendizajes que te deja esta experiencia?

Tania Pérez-Bustos: Yo no había trabajado con comunidades indígenas y tampoco con haceres asociados con la cestería, con esas fibras, que en este caso es interesante porque el ejercicio de construir superficies está muy relacionado con el territorio, en general en todos los oficios textiles, pero en este caso la observación es mucho más directa, porque hay una apropiación, en el buen sentido, de las palmas para la cestería. Entonces, aunque eso yo lo puedo ver con bordadoras que están construyendo su territorio, su relación con el material no es tan directa como se ve acá.

Tuvimos una estudiante indígena, Dunen Muelas, que nos acompañó también en la investigación y que fue muy importante porque estableció vínculos entre comunidades de la zona amazónica y de la Sierra Nevada, para pensar ese trabajo de tejido. Desde el feminismo ese trabajo dialoga con una categoría feminista muy importante de una antropóloga que se llama Marilyn Strathern, la idea de las conexiones parciales.

Eso es algo muy importante en este proyecto. En lo que se presenta en la exposición, la forma en la que las cuestiones están conectadas parcialmente, porque el tejido es así, en términos de la materialidad ese es el lente que le pone Rosario a las piezas que están entrelazadas, trenzadas, plegadas. Uno puede ver que siempre esas superficies están construidas, esos territorios son posibles a partir de conexiones que son parciales, lo cual también es importante para entender nuestro lugar y nuestra responsabilidad en escenarios como estos.

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CDM: ¿Cómo ha sido la relación con las comunidades que les han compartido saberes y experiencias y a la vez han recibido estas otras miradas, las de ustedes, que difieren de la tradicional mirada a esos tejidos como mercancías, e incluso a los mismos indígenas como sujetos turísticos?

Rosario López Parra: Hay que andar con cuidado y ser muy cautelosos, porque hay dos instancias, una es la pregunta de quiénes fueron los artistas rupestres y otras es cuáles son las comunidades que están en cercanías o en inmediaciones a estos abrigos rocosos. Y obviamente hay una brecha enorme. En las ocasiones en que pude preguntarles a los miembros de las comunidades, especialmente en Inírida y en San José del Guaviare, si ellos tenían esa familiaridad con esas imágenes, la respuesta es –No. No podemos hablar de eso en tanto que no fuimos nosotros quienes hicimos esas imágenes-, ahí está la brecha y por el otro lado, cuando hablamos específicamente de esos oficios y de esos saberes textiles, la aproximación aún es muy sutil, paso a paso. En la ciudad tenemos esa ansiedad por resolver los temas al instante, y el trabajo con comunidades demanda muchísimo tiempo, para lograr establecer los vínculos, las conversaciones, la confianza. Poniéndonos del lado de estas comunidades entendemos que la desconfianza se ha dado porque se han hecho muchas promesas que no se han cumplido, desde mi perspectiva. En esta salida de campo a El Tuparro, las conversaciones apenas se están iniciando y hemos sido muy cuidadosos para no generar expectativas que no vamos a poder cumplir como Universidad.

Tania Pérez-Bustos: Yo creo que parte de la construcción de estas comunidades y sujetos entendidos ellos con sus cosas y sus territorios y demás, de un modo no consumista o no instrumental, ha pasado por la forma en que se han dispuesto las piezas. Ahí hubo una discusión importante, las únicas piezas en la exposición que están exhibidas, son piezas en las que hay el reconocimiento a un trabajo anterior con el artesano que las produjo. Un componente importante es entender que no es la comunidad, sino un artesano, que hay un nombre, un cuerpo y un sujeto que está detrás de la pieza, al igual que la obra de los artistas de la colección del Museo, que tienen nombre propio. El resto de imágenes de las piezas no están musealizando o convirtiendo a la pieza en un dispositivo expositivo, lo que es muy peligroso en estos casos, sino que lo que se hace es observar lo que la imagen nos dice sobre su manufactura y los patrones que podemos ver allí. Ahí el trabajo horizontalizó el proceso, las piezas que están, que son de “autor”, están al mismo nivel que las de autor que se exhiben en el Museo, pero los detalles de las otras piezas mantienen un poco la relación con los detalles de todo lo que está allí. Aparte de eso se hizo un conversatorio virtual entre comunidades de la zona amazónica, que incluye la Orinoquía, y pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, en donde estuvo Dulen Muelas, la estudiante que nos acompañó y propició un encuentro entre los pueblos para conversar sobre sus trabajos. Nosotras participamos de esa conversación, que es distinto a estar oyéndola, observándola. Participamos haciendo preguntas, con una curiosidad similar a la que tenían ellos y lo más importante, sin expropiarlos de sus territorios, pues la virtualidad permitió que estuvieran rodeados de sus cosas, en sus casas, y a la vez permitió un ejercicio de reconocimiento. Esto es transversal a la investigación, es otra hebra de la trama de este tejido, los pueblos se reconocen, los saberes se reconocen, las diferencias intergeneracionales se reconocen.

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CDM: ¿Cuáles han sido las contribuciones del trabajo de Rosario López al que se venía ya haciendo en la Facultad de Ciencias?

Tania Pérez-Bustos: El trabajo de Rosario, por un lado, ha contribuido a dimensionar de nuevas maneras lo que trabaja visualmente el equipo de la Facultad de Ciencias en relación con ecología del paisaje, al relacionar las imágenes panorámicas de la zona con las imágenes de las palmas, el trabajo más de laboratorio. Se combinan esas escalas con preguntas quizás muy distintas, entendiendo la ecología de ese territorio que tiene afectaciones asociadas al conflicto o asuntos relacionados también a la apropiación de ese territorio, el uso de fuego, la deforestación. El equipo de ciencias trabaja con esas imágenes y Rosario consigue entretejer, entrelazar el trabajo visual de las afectaciones ecológicas en escala grande, con una dimensión más histológica del interior de las plantas, las pone en relación con la epistemología visual de los pueblos que están en la zona y que hoy en día trabajan con ese material vivo que es el mismo con el que trabajan las biólogas y luego conectándolo con las representaciones gráficas que están en las rocas.

Cortesía de María del Rosario López

Rosario López Parra: Eso ha enriquecido la investigación, ha generado otras alianzas, nuevos actores que uno se va encontrando, grupos de investigación que ya están en la zona adelantando proyectos. Ahí es cómo nosotros desde las artes o desde las ciencias o desde los estudios feministas, estamos tratando de poner en práctica toda la conceptualización que desde las aulas estamos desarrollando, para una comunidad o para un grupo específico fuera del campus.

CDM: El equipo interdisciplinario estuvo conformado por María del Rosario López Parra, como investigadora principal; Tania Pérez Bustos, Dolors Armenteras y Fagua Álvarez, como co-investigadoras y Ana Maria Rivera, Dunen Muelas, Juanita Prieto Macia, Santiago Lemus, Laura Mesa, Carolina Pachón y Rodiam Caldas, del Semillero de Investigación.

Hasta el 1º de agosto de 2021, en el Museo de Arte Moderno de Bogotá –MAMBO-, está abierta al público la exposición Trazas, Oficios y Territorios. Habrá también un documental y un libro, ambos en proceso.

Cortesía del MAMBO – Kit de prensa drive.google.com/drive/folders/1g35VnPyMlFti9vVqi7YA5FNjxrujdCtw

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La Colección en Escena 02: Trazas, Oficios y Territorios es la cuarta puesta en escena que hace parte del Ciclo Expositivo del MAMBO 2021-I / Paisaje, Naturaleza y Territorio. youtu.be/euyLPwlmwc8

1. Maestra en Artes Plásticas de la Universidad de Los Andes Profesora Asociada de la Faculta de Artes de la Universidad Nacional de Colombia. Lidera el grupo de investigación Espacio y Territorio. http://rosariolopez.info/

2. Antropóloga y doctora en Educación. Profesora asociada de la Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia. En los posgrados de la Escuela de Estudios de Género está a cargo de las clases de metodologías Feministas I y II, Costuras: Pensamiento Textil y Pensando el Género de las Cosas.

3. Bióloga de la Universitat de Barcelona, tiene una maestría en manejo y conservación de bosques de la Universidad de Gales y un doctorado en geografía del King’s College de Londres, Reino Unido. Profesora titular de Ecología del Paisaje en el Departamento de Biología, de la Universidad Nacional de Colombia. Forma parte del Panel Científico para la Amazonia coordinado uno de los Grupos de trabajo.

* Comunicadora Social y periodista. Guionista de TV y escritora