
LOS MUSEOS, LUGARES DONDE OCURREN COSAS Y DONDE SE NARRAN HISTORIAS
Por: María José Posada Venegas*
Un museo nunca es el mismo, sin importar cuántas veces vaya uno.
El centro de Divulgación y Medios –CDM- de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia, conversó con Germán Ramírez Forero1, Jefe de Museología del Museo del Oro del Banco de la República, uno de los museos más icónicos de la ciudad y también uno de los de mayor prestigio internacional, para conocer qué experiencias ofrece hoy el Museo tanto para quienes ya lo conocen como para quienes jamás lo han visitado.

Museo del Oro de Bogotá. Cortesía del Museo del Oro de Bogotá
CDM: ¿Cuáles han sido las más importantes transformaciones del Museo del Oro y en general de todos los museos?
Germán Ramírez Forero: Las transformaciones de los museos llevan ya muchos años. Los museos como institución tampoco es que sean tan antiguos, aunque ya hay muchos que tienen doscientos años, pero particularmente en Colombia, la institución museo es joven y ha aprendido en el camino, justamente pasando de ser unas colecciones que estaban guardadas en lugares particulares para personas con exclusividad, a volverse unos espacios abiertos a los públicos. Ese es el primer cambio: unas colecciones que comienzan a ser de dominio público, a democratizarse. Colecciones que no quisiera llamar tesoros, pero no se me viene otra palabra a la cabeza porque inicialmente eran entendidas como tesoros. Ese es el otro cambio, que es importante entender, que esos tesoros son en realidad patrimonio y que el patrimonio es público, de todos.
CDM: Entonces viene de hace rato esa primera transformación, de atesorar y exhibir colecciones como tesoros, a mostrarlas como un patrimonio al cual todos pueden acceder. Pero hay más cambios que hemos estado viendo desde hace un tiempo.
Germán Ramírez Forero: Más recientemente los museos se han convertido en centros culturales, más allá de su función de exhibir colecciones son espacios de convocatoria, ya no es únicamente un lugar para ir a aprender, eso está revaluado, sino un lugar donde suceden cosas. Ahora los museos tienen una programación, unas áreas de divulgación y de educación que son muy fuertes, y entonces estas colecciones que antes eran tesoros, que ahora son patrimonio y que buscan comunicarse de otra manera con los públicos, convierten a los museos en espacios que cuentan historias.

Museo del Oro de Bogotá – Sala La Gente y el Oro. Cortesía del Museo del Oro de Bogotá.
CDM: ¿Cómo identifica un visitante cuál es la historia que cuenta cada museo?
Germán Ramírez Forero: Identificar cual es la historia de cada museo, ojalá fuera por parte del público, pero es función de cada museo ser más explícito con la historia que está contando, renovarla, cambiar el tono en que cuenta las historias para comunicarse con públicos que son más jóvenes o más adultos, o niños o familias, o personas solas. Entonces empieza a cruzarse una cantidad de información y de tensiones con los temas de accesibilidad que se han vuelto tan relevantes.
CDM: Los museos han integrado a sus instalaciones otros servicios también, como restaurantes y cafeterías, salas de conferencias y de música, por citar algunos.
Germán Ramírez Forero: Ya no es solo la sala donde se guardan objetos, ni solo las exhibiciones, sino un lugar donde uno va, de pronto, a tomarse un café y pasarla bien, espacios de ocio, o de ese concepto que se está fortaleciendo que es el ocio cultural. No es perder el tiempo, sino obtener una satisfacción a partir de visitar un espacio que me ofrece otros servicios diferentes al aprendizaje, en donde puedo pasarla bien. En nuestro caso, aquí en el centro de Bogotá que es tan congestionado, el Museo del Oro o los espacios culturales del Banco de la República, o la Quinta de Bolívar, son muy tranquilos, y permiten salir de ese entorno tan agresivo.
CDM: Hace algunos años, quizás ya no sea igual, a los estudiantes de los colegios les gustaba ir a los museos porque era una oportunidad de salir del aula, como un recreo, pero la visita en sí era aburrida. Oír a alguien que guiaba contando un montón de cosas que uno ni oía, pues lo divertido sería irse a explorar por su cuenta entre los pasillos y galerías, casi laberínticas, misteriosas y desconocidas del museo. ¿Cómo se ha venido trabajando con los maestros para que no asuman que llevar estudiantes al museo es una tarea impuesta para ambas partes?
Germán Ramírez Forero: Hay varias estrategias, la primera es llegar a los maestros, que son el vínculo entre el grupo y el museo. Pasaba mucho que personas entre los 20 y 25 años recordaban haber venido alguna vez con el colegio y no haber vuelto más pues había sido un espacio para ir a hacer una tarea. Los niños anotaban en un cuaderno lo que decía la ficha del objeto, pero no miraban el objeto. Hace un par de décadas, en nuestro caso, y abanderado por Educación del Museo del Oro, se ha ido cambiando el chip a los maestros para que el espacio del museo sea más ameno y el aprendizaje sea diferente. No es ir a anotar, sino a invitar a hacerse preguntas, a explorar más las inquietudes y picar más la curiosidad en vez de dar todas las respuestas. Por otro lado, se ha reforzado mucho desde la apertura del Museo en el 2008 luego de la ampliación, el renovar la exhibición a través de exposiciones temporales. Antes no tenía un espacio para ello, ahora sí lo tiene, y es permanente, se hacen al menos dos al año y muchas veces esas exposiciones son en torno a la misma colección del Museo, entonces se propone una mirada diferente. Esas historias que cuenta ahora el Museo se enfocan en aspectos que no son tan evidentes: sobre las personas que hicieron las piezas o de cómo se usaban o cómo se comunican esos conceptos o esas historias del museo, con realidades actuales.
CDM: Danos algún ejemplo de esas historias que narran los objetos y su relación con la actualidad.

Museo del Oro de Bogotá – Sala de Exposiciones Temporales. Cortesía del Museo del Oro de Bogotá.
Germán Ramírez Forero: Por ejemplo, hubo una exposición sobre la transformación del cuerpo, entonces todos estos objetos que desde tiempos prehispánicos se han utilizado para transformarse, ya fuera con un sentido de adorno estético o con un sentido ritual, tienen relación con algo que sigue sucediendo culturalmente entre algunas comunidades etnográficas, pero también suceden en el entorno urbano, con las personas a quienes les gusta transformarse, ponerse piercing o expansiones. Y como ese hay muchos temas del museo que siguen siendo relevantes o vigentes, la estrategia es encontrar esas relaciones entre las historias del pasado prehispánico y de las que alguien puede apropiarse y sentirlas como suyas. Lo importante es entender que un museo nunca es el mismo, sin importar cuántas veces vaya uno, porque la mirada es otra: un día me interesa la tecnología, otro día me interesa la estética, otro día lo ritual. Eso es lo que proponen los museos ahora, poner las colecciones en diálogo con otras áreas del conocimiento y con otros medios contemporáneos, que le hablan diferente, por ejemplo, a los jóvenes.
CDM: Ustedes cuentan con una aplicación para tabletas y celulares, que, además, también sirve como una guía digital cuando se visita presencialmente el Museo, ¿fue útil y oportuno contar con esta aplicación mientras estuvo cerrado el Museo durante el año 2020 e inicio de éste año?
Germán Ramírez Forero: Ese es un proyecto que venía desde hace bastante tiempo, desde antes de la pandemia y la virtualidad y que quería que las personas pudieran aprovechar una visita al museo de manera remota, además de la presencial. Esto va en línea con las Maletas Didácticas, que son maletas que contienen objetos y actividades y que se prestan a los colegios, como una manera de llevar el Museo afuera, pero también con la intención de provocar, en términos de tentación, que la persona diga – Está muy interesante, quiero ir-. La pandemia nos cogió fuera de base, pensamos que iba a ser por poco tiempo y se fue alargando y alargando y entonces se le dio un giro al producto y se le sacó partido para que pudiera suplir la necesidad de algunas personas de conocer el Museo. Pero sobre todo de seguir presentes, creo que algo importante en la pandemia es no perder la presencia en redes sociales, en todos estos canales de comunicación virtual y de comunidades para no desaparecer, aunque ahora hay tanta información que está uno compitiendo con todo al tiempo. Aprovechamos también esos temas del día a día que se vuelven relevantes para aproximarnos a ellos durante la pandemia, anticiparnos para abordarlos cuando se vuelven de actualidad. Ya entendemos que lo que implementamos no va a desaparecer, sino que hay que seguir ahí y el reto es seguirle el paso a lo que las redes sociales y la virtualidad exigen, pues suelen cambiar más rápido de lo que una institución como esta está en capacidad de responder.
CDM: En el imaginario puede existir la impresión de que el Museo del Oro presenta una colección de objetos fundidos en oro y que esa es su intención y su valor, pero hay más tras ello. Hemos venido hablando de otras miradas y posibilidades, ¿cómo podría resumirse la apuesta del Museo?
Germán Ramírez Forero: La apuesta del Museo del Oro es la presencia de los prehispánico en nuestra sociedad, a pesar de la ruptura que hubo con la colonización que nos desconectó mucho de ese mundo, la apuesta es siempre recordar que hay un pasado, unos conocimientos, aproximaciones a temas como el de género, esas otras formas de mirar las cosas de las cuales las colecciones del Museo son testigo y evidencia de esas aproximaciones.
CDM: Los Museos también han abierto sus puertas para permitir entrar a otros museos y salir con su colección hacia otros museos. ¿Cómo se definen estas itinerancias?
Germán Ramírez Forero: Son procesos que duran mucho tiempo. Las colecciones se mueven cuando ya se va a abrir la exposición después de muchos protocolos anteriores. Lo que sí buscamos desde hace años es que haya un intercambio, no sucedió así con la actual de la Sacerdotisa de Chornancap, del Museo Arqueológico Nacional Brüning, del Perú, por la pandemia, pero una exposición anterior sobre el navío esclavista francés La Marie-Séraphique2, fue un intercambio. Lo más interesante de salir y llevar el Museo a otros lugares es ese intercambio, pues no es sólo el de la colección, sino el de una cantidad de experiencias entre instituciones, en contextos a veces diferentes; enriquecedor para las personas que participamos, porque aprendemos y compartimos lo que sabemos, y nos hemos dado cuenta de que el Museo del Oro está en muy buen nivel y es reconocido. Es muy bonito llegar con esas piezas, las personas se sorprenden muchísimo, a pesar de que mucho de nuestro patrimonio está en otros museos, la gente lo desconoce pues todas estas tradiciones de las culturas mesoamericanas han estado por encima de nuestro patrimonio, y ha quedado relegado, así que se sorprenden con la calidad de la manufactura. Siempre hay alguien que pregunta - ¿y eso cuánto vale? - y de ahí el cambio de la palabra tesoro por patrimonio, para decirles –no, esto no tiene un precio porque es patrimonio de nuestro país y por tanto “ni se compra, ni se vende”.
CDM: Es un museo lleno de sorpresas. Otra de ellas es que hace parte de una red museos.
Germán Ramírez Forero: La red nace en los años 80 con un principio de descentralizar la cultura que estaba muy enfocada en Bogotá y aprovechar la presencia del Banco de la República, que está en todo el país. Entonces se crean seis museos, cinco de los cuales son Del Oro y el sexto e un museo etnográfico que está en Leticia. Los otros cinco se encuentran en ciudades que geográficamente responden a una relación inmediata con grupos prehispánicos que habitaron esos territorios: el de Santa Marta es el Museo del Oro Tairona, el de Cartagena es el Museo del Oro Zenú, el de Armenia es el Museo del Oro Quimbaya, el de Cali es el Museo del Oro Calima, y el de Pasto es el Museo del Oro Nariño. Sus colecciones responden a ese contexto y tienen una muestra de estas culturas prehispánicas. El de Leticia tiene una colección de objetos de los grupos etnográficos de la Amazonía, donada por la Orden de hermanos Menores Capuchinos al Banco, después de sus procesos de evangelización de siglos pasados. También hacemos presencia en los Centros Culturales del Banco en casi todo el país, en veintiocho ciudades a las que llegamos con exposiciones no solo de piezas y colecciones de orfebrería, sino también, si las condiciones de seguridad lo permiten, con exposiciones didácticas que se alimentan de las investigaciones, de las otras exposiciones que hacemos aquí, como la de La Marie Séraphique. En Buenaventura se hizo una exposición sobre partería que luego estuvo aquí.

Museo del Oro Nariño, en Pasto. Cortesía del Museo del Oro de Bogotá.
CDM: Como jefe de museología del Museo del Oro, pero también como profesional egresado de la Universidad Nacional de Colombia, ¿cómo ves la interacción entre academia y Museo?
Germán Ramírez Forero: Es muy tangencial. Más que todo en visitas y recorridos con un enfoque particular. He recibido grupos como el de la maestría de la Universidad Nacional de Colombia, que tiene interés en saber cómo se exhiben los objetos, cómo se cuidan. Desde el punto de vista de la museología y la museografía que son mi campo particular, creo que en los museos hay mucha información y mucho conocimiento del quehacer, del oficio de construir un museo, de producir una exposición, de las consideraciones que hay en torno a temas técnicos, y que se quedan dentro del museo. A veces es difícil generar más relaciones, más dinámicas para abrirle las puertas a la academia, pues no tenemos la capacidad, somos pocas personas para toda la red de museos, pero estamos abiertos. En otros temas como de investigación arqueológica, de investigación técnica, de arqueometalurgia o de arqueoacústica, hay mucha relación e información que se comparte, hay antropólogos de las universidades que están haciendo excavaciones o que están interesados en visitar la colección del Museo que no está en exhibición, pues esta es de máximo siete mil objetos, y tenemos una de ochenta mil objetos en total. Ese es un enfoque responde a ese museo contemporáneo y es que también son centros de investigación y aprendizaje científico.

Museo del Oro Tairona. Casa de la Aduana. Santa Marta. Cortesía del Museo del Oro de Bogotá.
CDM: En cuanto a las obras de los orfebres actuales, famosas como el caso de la filigrana momposina ¿cómo se integran estas representaciones culturales al Museo?
Germán Ramírez Forero: Desde 2010 estamos renovando los museos de la red, con el enfoque de centros culturales y mejorando los servicios, y volviendo a esas historias relevantes que se cuentan. Justamente estamos trabajando en Museo del Oro Quimbaya y del Oro Zenú, en donde las renovaciones han servido para poner en diálogo las tradiciones prehispánicas con las más contemporáneas y vigentes, como es el caso de la filigrana, que tiene una tradición que se puede trazar hasta lo prehispánico. Así que estamos en el proceso de identificar a los maestros artesanos que pueden contarnos su historia, sobre su oficio. Esos diálogos son valiosos para que las personas entiendan que esto no es una cosa que pasó hace años, sino que sigue sucediendo. También lo estamos haciendo con unas historias en torno al trenzado de la caña flecha, al sombrero vueltiao que también puede trazarse hasta tiempos prehispánicos y sigue siendo sustento de algunas comunidades indígenas que aún se denominan Zenú.

Museo Etnográfico de Leticia. Cortesía del Museo del Oro de Bogotá.
CDM: ¿Cuáles son los misterios del museo interior?
Germán Ramírez Forero: Primero, los dos edificios del Museo del Oro de Bogotá, tiene un área de doce mil metros cuadrados. Las partes abiertas al público son de máximo seis mil metros cuadrados, así que se requiere el doble del espacio de exhibición para que el Museo funcione y responda a las necesidades no solo de las colecciones sino de los públicos. Las salas deben contar con estándares de conservación muy altos, lo que implica que hay una técnica detrás y una cantidad de espacios dedicados a salas de aire acondicionado, salas que manejan la humedad y la temperatura, equipos para el cuidado permanente de las piezas, talleres de restauración, personas dedicadas a la conservación, por ejemplo, a medir si la humedad ha subido o ha bajado, porque eso afecta las colecciones. Para los procesos de renovación, que nunca acaban, hay espacios dedicados a grupos de comunicadores, de antropólogos, de arqueólogos, de arquitectos, de diseñadores, que estamos pensando en cómo contar esas historias y que no pierdan vigencia.
Tras las salas, que se ven muy limpias, muy tranquilas, hay una cantidad de personas y espacios dedicados a que el Museo siga funcionando. Es un trabajo invisible, como el de la persona a cargo de diseñar y construir los soportes de cada pieza, de manera que el objeto sea el protagonista y que el soporte desaparezca, es decir que su trabajo no se ve y se trata justamente de eso.
CDM: Toda la información sobre las exposiciones de la Red de Museos del Oro del Banco de la República, los recorridos virtuales y agendar visitas presenciales está disponible en https://www.banrepcultural.org/bogota/museo-del-oro
https://www.banrepcultural.org/armenia/museo-del-oro-quimbaya
https://www.banrepcultural.org/cartagena/museo-del-oro-zenu
https://www.banrepcultural.org/santa-marta/museo-del-oro-tairona
https://www.banrepcultural.org/cali/museo-del-oro-calima
https://www.banrepcultural.org/pasto/museo-del-oro-nariño
https://www.banrepcultural.org/leticia/museo-etnografico
1 Arquitecto de la Universidad Nacional de Colombia, especialista en gerencia de proyectos de diseño de la Fundación Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, maestro en diseño y producción de espacios de la Universidad Politécnica de Cataluña
2 Colección del Museo de Historia de Nantes – Castillo de los duques de Bretaña. Objetos, pinturas, planos, mapas relacionados con La Marie-Séraphique.
* Comunicadora Social y periodista. Guionista y Escritora.