Escudo de la República de Colombia Escudo de la República de Colombia

Centro de Divulgación y Medios
Notas de Prensa

REDES DE CONOCIMIENTO COMPARTIDO.

Por: María José Posada Venegas*

La red cultural del Banco de la República, nuestro banco central, extiende sus hilos hacia muchos rincones del país a través de bibliotecas, museos y centros culturales. Sus bibliotecas se consolidan como escenarios en donde el conocimiento no sólo se imparte, sino que también se comparte con quienes se interesen por diversos campos del saber.

Fachada de la BLAA, fotografía cortesía de la Subgerencia Cultural del Banco de la República

El Centro de Divulgación y Medios de la Faculta de Artes de la Universidad Nacional de Colombia conversó con Ana Roda Fornaguera, directora de la Red de Bibliotecas del Banco de la República y de la Biblioteca Luis Ángel Arango, y con Sofía Restrepo Rincón, jefe de divulgación de la Subgerencia Cultural del Banco de la República, para compartir impresiones y reflexionar sobre el papel de las bibliotecas de hoy en la construcción y difusión del saber.

CDM: Las bibliotecas ya no son únicamente repositorios de libros a donde la gente acude a consultar. ¿Cuáles son esas transformaciones?

ARF: A medida que las sociedades crecen y se diversifican, las bibliotecas han ido asumiendo un papel cada vez más activo. No solo atienden a un público lector o investigador que sabe lo que busca y cómo encontrarlo. Hoy tienen que plantearse distintas estrategias para incidir en el desarrollo educativo y cultural de una sociedad con muchas desigualdades. Por esta razón, su papel no puede limitarse a reunir y conservar la historia, la memoria y la cultura de un país, labor que desde luego tiene la mayor importancia. Su papel consiste, además, en hacer del conocimiento un bien público, preocuparse porque este circule y sea accesible, interesante para sus públicos, útil a la sociedad. Y esto lo hace mediante la curaduría y contextualización de sus colecciones, los servicios al público, que cada día tienen que reinventarse en un mundo que avanza hacia la digitalización, y la programación educativa y cultural.

SRR: Históricamente la Biblioteca Luis Ángel Arango ha sido más que una biblioteca, un centro cultural. Abrió sus puertas con una versión del Salón Nacional de Artistas presentando a un entonces muy próspero Fernando Botero, por ejemplo, y su actividad expositiva para muestras de arte y posteriormente para muestras bibliográficas sigue hasta hoy. De otra parte, no hay que olvidar que uno de los escenarios más emblemáticos del país por su bella arquitectura, su acústica perfecta y, sobre todo por su calidad en la programación, es la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango, que abrió sus puertas en 1968 y ha presentado sus temporadas de conciertos ininterrumpidamente desde entonces. Esta actividad artística y musical se suma a una enorme programación académica en virtud de la cual la BLAA se ha convertido en un foro ideal para diálogos interdisciplinarios y conferencias que abordan todos los campos del conocimiento.

Sala de Conciertos de la BLAA, fotografía cortesía de la Subgerencia Cultural del Banco de la República

CDM: ¿Cuáles son las estrategias para que esas transformaciones impacten a públicos como el infantil y el juvenil?

SRR: Esta es una de las grandes preguntas. Con los niños es más fácil, la oferta para ellos es de una inmensa riqueza, y los niños son receptivos y curiosos. Hay que ponerles eso sí, el libro entre las manos, tocar su inteligencia y emociones con la ayuda de buenos mediadores.

Los jóvenes parecen ser un público más esquivo. Hay que acercarse a ellos, oírlos, entender sus intereses y motivaciones. Las bibliotecas deberían volcarse a mostrar lo que tienen para ellos, disponer los materiales de forma atractiva, divulgarlos mejor, propiciar encuentros que amplíen sus horizontes e interesarlos con los temas que realmente los preocupan. Hay que buscar las formas de involucrarlos en las actividades de la biblioteca, de abrirles espacios de descubrimiento y participación.

CDM: ¿A través de qué acciones y actividades se acerca el conocimiento contenido en la red de bibliotecas a un público más general, no sólo al especializado?

ARF: Lo hacemos de diversas maneras. La Biblioteca Virtual cumple un papel fundamental en esta divulgación, puesto que es la plataforma a través de la cual podemos hacer visibles, de una manera organizada y contextualizada, nuestras colecciones y recursos.

La divulgación en redes y medios de comunicación, así como los correos y boletines son fundamentales para llegar a los distintos públicos.

Y desde luego la programación cultural: las exposiciones, que organizan las colecciones en torno a un tema y que se ponen en diálogo con otros archivos y conocimientos, y gracias a las cuales, además de divulgarlas, le agregamos valor a las colecciones. Los seminarios, conferencias y charlas que permiten poner en contacto conocimientos especializados con los intereses del público general. El trabajo de mediación, mediante el cual producimos contenidos a partir de nuestras colecciones y que es de gran utilidad para otros mediadores y para los maestros. En fin, todo lo que hacemos para hacer visibles e interesantes nuestras colecciones y espacios para distintos tipos de públicos.

SRR: Desde la divulgación, destinamos una gran fuerza de trabajo a la búsqueda de espacios en los medios de comunicación para mantener actualizado al público acerca de las novedades en las colecciones, los servicios y la programación; los medios nos creen, nos escuchan y nos abren sus puertas con mucha frecuencia pero a veces hay que recurrir a la publicidad y a las alianzas mediáticas para ampliar el alcance y llegar así a rincones y a públicos que de otra manera serían de difícil acceso para nosotros. Ahí la labor es ardua, pero logramos cumplir objetivos importantes.

De otra parte, mucho se hace también a través de nuestros canales digitales de comunicación. Tenemos un portal cultural, banrepcultural.org, muy robusto que contiene toda la información relacionada con las colecciones, servicios, programación, espacios y novedades de la labor cultural a la que acuden como referente, por su rigor y su variedad, cerca de diez millones de usuarios al año. Además, tenemos 55 cuentas en las diferentes redes sociales que suman cerca de 600 mil seguidores y unas bases de datos de correos electrónicos con cerca de 300 mil suscritos. Todos estos canales y los profesionales que construyen contenidos para ellos, son el vínculo de comunicación directa con los públicos, les brindan información segmentada, de su interés y actualizada, pero sobre todo crean comunidades con ellos a través del diálogo: los hacemos partícipes de las conversaciones, les hacemos preguntas para fortalecer el vínculo y para conocerlos cada vez más. Y la respuesta es inmejorable. Nos contestan todo lo que les preguntamos, nos amplían información, nos corrigen, juegan con nosotros en las propuestas de entretenimiento y, en muchas ocasiones, nos agradecen y nos felicitan; la Luis Ángel despierta amor, orgullo, nostalgia, es un sitio entrañable para sus usuarios y por eso la comunicación con ellos fluye y se nutre mutuamente.

ARF: Los servicios son parte esencial de la biblioteca y nuestros esfuerzos están dirigidos, por una parte, a responder a las necesidades e intereses de los distintos públicos y, por la otra, a que estos sean accesibles de manera presencial y no presencial.

Cuando hablo de distintos públicos, me refiero a públicos escolares o de maestros, que tienen unas necesidades; o a investigadores y universitarios, que tienen otras; o a públicos generales, muy variados, con distintas formaciones y e intereses; pero también a la importancia de hacer accesibles nuestros servicios a personas con discapacidades, o a personas que no tienen conectividad, o que están en zonas rurales, sin acceso fácil a bibliotecas. O, finalmente, responder a la riqueza y variedad de culturas e intereses representados a lo largo y ancho del país y del mundo.

Nuestro reto es ingeniarnos estrategias para desarrollar servicios de excelencia, en la medida de nuestras posibilidades, dirigidos a cada uno de estos sectores del público. Trabajar en una red con presencia en 29 ciudades es sin duda una de las ventajas que tenemos para lograrlo. Otra son las oportunidades que ofrecen hoy las tecnologías. Y la tercera, sin duda, la red de mediadores y gestores culturales y educativos que se extiende por todo el país y que hace uso de nuestros servicios.

Colección Infantil de la BLAA, fotografía cortesía de la Subgerencia Cultural del Banco de la República

CDM: Además de la investigación y la consulta bibliográfica por parte de docentes y estudiantes universitarios ¿qué relaciones hay entre la red de bibliotecas y la academia?

SRR: Yo diría que la academia es un aliado natural y estratégico con el cual nos unimos para la producción editorial, para la programación de actividades puntuales o de largo aliento y para la cooperación en proyectos de investigación. Esto en las 29 ciudades del país en donde el Banco tiene sede, por supuesto. Además, el público estudiantil escolar y universitario es un público muy cercano, por obvias razones, a nuestras bibliotecas, y es muy participativo, dinámico y activo en los eventos que programamos, tanto los presenciales como los virtuales.

CDM: ¿Qué diálogos se establecen entre bibliotecas, de manera que haya una red activa de intercambio y gestión de saberes?

ARF: Creo que las colecciones y los servicios de las bibliotecas se potencian cuando se trabaja en red. Sin embargo, es cierto que en este campo hacemos menos de lo que deberíamos, porque desarrollar redes de cooperación y de complementariedad exige esfuerzos que requieren de mucha voluntad y capacidad de concertación para lograrlo. Esto no quiere decir que no trabajemos proyectos cooperativos entre las bibliotecas y otros actores, como estamos haciendo precisamente ahora con la exposición titulada El sello de Amberes, en la que se unieron la Biblioteca Nacional, la Luis Ángel Arango, coleccionistas privados, la Embajada de Bélgica y la Universidad de Los Andes. Los resultados de estos esfuerzos de cooperación siempre son extraordinarios y el público los agradece.

CDM: ¿Cómo y con qué criterios se ponen en circulación (no física, se entiende por el valor y protección de las obras) las colecciones patrimoniales?

ARF: Se trata de colecciones que no forman parte del servicio de préstamo externo. Son custodiadas y conservadas con todo el cuidado y responsabilidad que merecen, teniendo en cuenta que están conformadas en su mayoría por materiales únicos, de alto valor histórico y cultural. Están a disposición del público en nuestras salas, particularmente en la de Libros Raros y Manuscritos.

Sin embargo, somos conscientes de que es material de alta demanda por parte de los investigadores del país y del exterior, y por ello facilitamos el acceso puntual de los interesados de manera remota mediante el servicio de escáner, que fue muy útil durante la pandemia. Por otra parte, está la Biblioteca Virtual, que lleva años organizando, contextualizando y dando acceso virtual a los fondos documentales de la red. Finalmente, y atendiendo a la solicitud de muchos de nuestros investigadores, estamos trabajando en un proyecto para digitalizar y dar acceso, de forma más masiva y sistemática fondos de gran consulta para que estén disponibles desde cualquier parte.

Exposición El Sello de Amberes, fotografía cortesía de la Subgerencia Cultural del Banco de la República

CDM: ¿Cómo se expresa la relación de la Red de Bibliotecas con asuntos de la actualidad nacional e internacional y temas que están en diálogo en el presente?

ARF: Por medio de la actualización constante de las colecciones, para lo cual tenemos un equipo de selección con la mirada puesta en la oferta bibliográfica nacional e internacional.

Por otra parte, lo hacemos también a través de la programación, una programación que se hace de manera descentralizada en cada una de las sucursales de la Red, en unión con la academia y el mundo cultural, y que busca generar diálogos de calidad en torno a distintos temas de interés, que contribuyan a enriquecer el debate público. La red, quizás, es lo que hay que destacar. Esa descentralización, en la que cada sucursal propone, organiza, contribuye, desde el profundo conocimiento de su región, a la actividad cultural del Banco.

CDM: ¿Cuáles son los recursos humanos con los que ustedes cuentan para lograr los objetivos que se proponen? ¿Qué hay en la trasescena de una biblioteca, más allá de lo que ve el usuario común?

ARF: Un equipo inmenso de colaboradores que se distribuyen en cuatro grandes áreas: la Dirección Técnica, que tiene a su cargo el desarrollo y procesamiento de las colecciones físicas y virtuales, incluida la conservación de las colecciones; la subdirección de Servicios al Público, que es la más grande, y que atiende y desarrolla tantos los servicios presenciales como remotos de la bibliotecas; la Subdirección Administrativa, que apoya el trabajo de planeación y ejecución presupuestal y, adscrito a la Dirección, la Biblioteca Virtual y el grupo que tiene a su cargo la programación y divulgación de colecciones de la biblioteca.

5 Salas de consulta Colecciones Básicas, fotografía cortesía de la Subgerencia Cultural del Banco de la República

CDM: Por último, en tanto que las bibliotecas dejaron de ser hace mucho únicamente repositorios de libros para consulta y ahora también participan en la producción de conocimiento a través de publicaciones ¿Cuáles son las publicaciones de la Red de Bibliotecas y cómo circulan?

SRR: La BLAA tiene su revista insignia que nació con la biblioteca misma, es el Boletín Cultural y Bibliográfico, que este año emitirá su edición número 100 después de sesenta años de existencia. Es una publicación de artículos académicos sobre diferentes temas y de reseñas literarias. Tiene en cada número un editor invitado y un ilustrador invitado, esto le abre campo a tantos nuevos artistas y editores del país, y le añade valor a la publicación porque realmente cada una tiene un gusto muy particular dada esa participación.

Pero la BLAA cuenta también con dos Boletines dedicados a sus colecciones físicas y virtuales. Uno de ellos es particularmente dedicado a promocionar y a dar a conocer materiales de interés de la Colección infantil y juvenil; es una publicación dirigida a educadores, mediadores, padres y es casi una novedad porque va apenas por su tercera edición. El otro Boletín de la BLAA está más dedicado a reseñar y analizar la colección de materiales para todo tipo de públicos, los investigadores, sobre todo, pero en general para todos. Tiene artículos, reseñas, recomendados, listas de novedades, etc… Estos dos boletines son virtuales, por ahora, son recientes y tienen todo para que perduren en el tiempo. Están bellamente ilustrados y de verdad retratan las colecciones bibliográficas de la BLAA y su red de bibliotecas.

También hay otras publicaciones culturales editadas por el Banco de la República, seriadas como el Boletín del Museo del Oro, o como los catálogos de las exposiciones de arte; y las hay académicas producto de investigaciones que expertos del Banco en todo el país realizan, como lo mencionábamos antes, muchas veces en colaboración con universidades, como la Universidad Nacional, entre otras, y/o con entidades de distinto orden. Finalmente, como resultado de las exposiciones que se realizan, se publican catálogos que recogen y hacen perdurable la investigación y las relaciones creadas en torno a los objetos expuestos en un determinado momento.

Todas se venden en la librería de la BLAA y en las 28 sedes del Banco en el país, pero también se pueden adquirir con pago en línea, aquí:

https://www.banrepcultural.org/servicios/venta-de-publicaciones

Hemeroteca fotografía cortesía de la Subgerencia Cultural del Banco de la República

CDM: Hacen parte de la red cultural, además de la BLAA y su red bibliotecas en el país, la Biblioteca Virtual, el Museo del Oro y la red de museos del oro (Calima, en Cali; Nariño, en Pasto; Tairona en Santa Marta; Zenú en Cartagena, Quimbaya en Armenia y el Museo Etnográfico de Leticia. Además, el Museo de Arte Miguel Urrutia – MAMU, el Museo Botero, el Museo Casa de Moneda en Bogotá y los Centros Culturales en 29 ciudades. Toda esta oferta puede consultarse en https://www.banrepcultural.org/

* Comunicadora Social y periodista. Guionista y Escritora.